Alfonsina Storni

Notas sobre Alfonsina Storni y su obra poética



Alfonsina Storni nace en 1892 y muere en 1938, fue poeta y escritora argentina. Se suicidó en Mar del Plata arrojándose de la escollera del Club Argentino de Mujeres. El suicidio fue una elección y así lo había expresado en un poema dedicado a su amigo y amante, el también suicidado escritor Horacio Quiroga. Hay versiones románticas que dicen que se internó lentamente en el mar y que sirvieron como inspiración para componer la canción "Alfonsina y el mar"Sus restos son depositados en la bóveda de la familia de su amiga Salvadora Onrubia de Botana, en la Recoleta, donde permanecerán hasta el 22 de septiembre de 1963, fecha en que serán trasladados al cementerio de La Chacarita y guardados en el recinto reservado para tumbas de personalidades, en un mausoleo esculpido por el artista Julio César Vergotini. 

    De la relación con Salvadora haremos un breve paréntesis para pensar las vidas paralelas entre las mujeres que formaron parte de una estructura de sentimiento durante aquella época, por mucho tiempo dejada de lado por sólo tener en la mira una construcción masculina de la literatura y su hegemonía. Salvadora fue anarquista, periodista, poeta, dramaturga, autora de cuentos lesbianos y aborteros. Al igual que Alfonsina y otras autoras, cuestionó a través de la literatura las tradiciones y las buenas costumbres de la sociedad de principios del siglo XX. Le decían "la virgen roja", como la apodaron sus compañeros por el paralelo con Louise Michel (anarquista, poeta, protagonista y dirigente de la Comuna de París). Fue madre soltera por convicción a los 16. Años después se casaría con Natalio Botana, creador del diario Crítica. Dejó la ciudad de La Plata, donde había nacido en 1894, primero con destino a Entre Ríos y después hacia la ciudad de Buenos Aires, donde moriría en 1972. De ella hay mucho para hablar; sin embargo solo relataremos un pasaje de su historia. Vale aclarar que en 1931 José Felix Uriburu clausura el diario y encarcela al matrimonio. Luego un grupo de intelectuales argentinos envió una carta al dictador para solicitar “magnanimidad” (indulto) por su "triple condición de mujer, poeta y madre". Pero ella no estuvo de acuerdo con este pedido y desde la cárcel manifestó su desprecio a Uriburu con una carta (dale click para leerla)

    Alfonsina Storni a los 20 años quedó embarazada y decidió irse sola a Buenos Aires. Como madre soltera luchó contra los prejuicios de la sociedad, y encaró los más diversos empleos para subsistir en la gran ciudad junto a su hijo. En 1916, tras mucho esfuerzo logró publicar su primer libro “La inquietud del rosal”.

    Su obra poética primero moderna, luego experimental y de vanguardia, fue reconocida en toda Iberoamérica. Como cronista colaboró en los diarios y revistas más importantes de la época: Caras y Caretas, Fray Mocho, Nosotros, Atlántida, La Nota, Mundo Argentino, Crítica y La Nación.

    En sus primeras crónicas, publicadas en la columna “Feminidades” de la revista Nosotros, y con amenaza de censura mediante, se propuso desmantelar el universo unívoco de lo femenino mediante la ficción y la parodia. En los distintos medios gráficos en los que escribió, Storni abrazó causas como el voto femenino, el divorcio y la independencia económica de las mujeres. Incluso, apoyó abiertamente la candidatura de la diputada Julieta Lanteri, fundadora del Partido Feminista Argentino.

    Con intensa participación en el gremialismo literario, intervino en la creación de la Sociedad Argentina de Escritores. Y por su afinidad al Partido Socialista fue la unica mujer invitada a las tertulias literarias de las que participaban escritores de su generación.

    Como poeta y cronista moderna, introdujo una nueva subjetividad en el campo de las letras: la mujer que abandona el ámbito privado y se involucra en los grandes temas de la cultura y la política. “Ocre”, su obra de poesía cumbre, muestra el abandono de la mujer sentimental por la mujer artista.

    Junto a la chilena Gabriela Mistral y la uruguaya Juana de Ibarbourou, Storni fue precursora de la poesía escrita por mujeres en Latinoamérica del siglo XX. En mayo de 1935 le diagnosticaron cáncer de mama y tuvo que someterse a una intervención quirúrgica, que le valió una mutilación física y emocional de la que nunca se recuperó. En 1938, ante la reaparición y propagación de la enfermedad decide quitarse la vida. Fue una trabajadora convencida del poder transformador de la palabra, tanto en sus poemas como en sus artículos periodísticos. No era fácil ser escritora mujer y pobre en el campo de la literatura rioplatense. Combatió el orden patriarcal en una época donde eso apenas se pensaba.

    Maestra, actriz, cronista, poeta, militante, madre soltera, y feminista, Alfonsina Storni es una de las mujeres más audaces e influyentes de la cultura en la Argentina de principios del siglo XX. “Me llamaron Alfonsina, que quiere decir dispuesta a todo”.

    Eligió una forma de vida alejada de los cánones de la época y tuvo la valentía de seguir su deseo en contra de los estereotipos de género y de clase.

    Para Beatriz Sarlo (periodista, escritora y ensayista argentina en el ámbito de la crítica literaria y cultural), la sexualidad y la sensualidad son el centro temático de la poesía de Alfonsina. Pero hay también un posicionamiento ideológico en su yo lírico que no podemos dejar de destacar: su innovación con respecto a la inversión de los roles socialmente asignados a las mujeres y a los varones: independencia económica, afirmación de la propia intelectualidad y libertad en sus elecciones amorosas y morales.

    En sus poemas, la combinación de una retórica conocida y una moral no convencional, facilita la llegada a un gran público femenino, abriendo nuevas posibilidades de pensar otras identidades, otras formas de ser mujer. En su obra reclama el derecho al deseo.


Selección de poemas:


"ANHELOS"


Bajo el ombú, que eleva majestuoso
su verde copa en la lanosa pampa
he sollozado un día los recuerdos
que viven en el alma.

Bajo el ombú, coloso de lo inmenso,
cuando la noche silenciosa y quieta
iba robando al día sus colores
lloré mi dicha muerta.

Testigo fue del dolorido grito
con que en las horas del dolor pasadas,
el corazón rebelde al sufrimiento
protestas levantara.

Tiempo hacía ya que de la herida abierta
la sangra gota a gota no manaba
Tiempo hacía ya de su tronco hermoso
la suerte me alejaba.

Y hoy al mirarlo, siento que de nuevo
acuden en tropel viejas nostalgias
que en el fondo de mi alma dolorida
juzgaba sepultadas.

Mas, si el dolor de nuevo en mí provocas
no he de odiarte por eso, árbol querido,
que al cadáver del indio vagabundo
un día diste abrigo.

Y en prueba yo también, como ese ignaro
quiero por cruz tu sombra silenciosa;
y en vez de blanca lápida labrada
el verde de tus hojas.


(Anhelos fue publicado en la Revista Monos y Monadas el 8 de enero de 1912.)


La inquietud del rosal (1916)


"REBELDÍA"

Amo todas las auroras y todos los crepúsculos.


¡Qué hermosas las sendas
Que no tienen fin!...
¡Qué hermosos los días
Que no tienen noche!
¡Qué hermosas las cosas
Que nunca se hicieron!...

Las columnas truncas
Los vasos trizados
Las líneas no rectas…
¡Lo que no se rige
por orden expreso!...

Ir como las barcas
Que no tienen remos…
¡Ir como las aves
Que no tienen nido!
¡Ser algún capullo que no se adivina!
¡Poder algún día
Quebrar con la marcha
De las cosas hechas!...

¡Detener la tierra!

Dos y dos son cuatro…
¿Y eso quién lo sabe?
Y… ¿si se me ocurre
Que uno no es uno?


El dulce daño (1918)


"TÚ ME QUIERES BLANCA"


Tú me quieres alba,
Me quieres de espumas,
Me quieres de nácar.
Que sea azucena
Sobre todas, casta.
De perfume tenue.
Corola cerrada.

Ni un rayo de luna
Filtrado me haya.
Ni una margarita
Se diga mi hermana.
Tú me quieres nívea,
Tú me quieres blanca
Tú me quieres alba.

Tú que hubiste todas
Las copas a mano,
De frutos y mieles
Los labios morados.
Tú que en el banquete
Cubierto de pámpanos
Dejaste las carnes
Festejando a Baco.
Tú que en los jardines
Negros del Engaño
Vestido de rojo
Corriste al Estrago.
Tú que el esqueleto
Conservas intacto
No sé todavía
Por cuáles milagros,
Me pretendes blanca
(Dios te lo perdone)
Me pretendes casta
(Dios te lo perdone)
¡Me pretendes alba!

Huye hacia los bosques;
Vete a la montaña;
Límpiate la boca;
Vive en las cabañas;
Toca con las manos
La tierra mojada;
Alimenta el cuerpo
Con raíz amarga;
Bebe de las rocas;
Duerme sobre escarcha;
Renueva tejidos
Con salitre y agua;
Habla con los pájaros
Y lévate al alba.
Y cuando las carnes
Te sean tornadas,
Y cuando hayas puesto
En ellas el alma
Que por las alcobas
Se quedó enredada,
Entonces, buen hombre,
Preténdeme blanca,
Preténdeme nívea,
Preténdeme casta.


Me quieres blanca – Cantado por Marikena Monti y musicalizado por Luis María Serra en Alfonsina, hoy (2017)

Irremediablemente (1919)


"HOMBRE PEQUEÑITO"


Hombre pequeñito, hombre pequeñito,
Suelta tu canario que quiere volar…
Yo soy el canario, hombre pequeñito,
Déjame saltar.

Estuve en tu jaula, hombre pequeñito,
Hombre pequeñito que jaula me das.
Digo pequeñito porque no me entiendes,
Ni me entenderás.

Tampoco te entiendo, pero mientras tanto
Ábreme la jaula que quiero escapar;
Hombre pequeñito, te amé media hora,
No me pidas más.


Languidez (1920)


"BUENOS AIRES"


Buenos Aires es un hombre
Que tiene grandes las piernas,
Grandes los pies y las manos
Y pequeña la cabeza.

(Gigante que está sentado
Con un río a su derecha,
Los pies monstruosos movibles
Y la mirada en pereza).

En sus dos ojos, mosaicos
De colores, se reflejan
Las cúpulas y las luces
De ciudades europeas.

Bajo sus pies todavía
Están calientes las huellas
De los viejos querandíes
De boleadoras y flechas.

Por eso cuando los nervios
Se le ponen en tormenta
Siente que los muertos indios
Se le suben por las piernas.

Choca este soplo que sube
Por sus pies, desde la tierra,
Con el mosaico europeo
Que en los grandes ojos lleva.

Entonces sus duras manos
Se crispan, vacilan, tiemblan,
¡A igual distancia tendidas
De los pies y la cabeza!

Sorda esta lucha por dentro
Le está restando sus fuerzas,
Por eso sus ojos miran
Todavía por pereza.

Pero tras ellos, velados,
Rasguña la inteligencia
Y ya se le agranda el cráneo
Pujando de adentro afuera.

Como de mujer encinta
No fíes en la indolencia
De este hombre que está sentado
Con el Plata a su derecha.

Mira que tiene en la boca
Una sonrisa traviesa,
Y abarca en dos golpes de ojo
Toda la costa de América.

Ponle muy cerca el oído;
Golpeando están sus arterias:
¡Ay, si algún día le crece
Como los pies, la cabeza!



Buenos Aires es un hombre – Cantado por Marikena Monti y musicalizado por Luis María Serra en Alfonsina, hoy (2017)

Ocre (1925)


"INÚTIL SOY"


Por seguir de las cosas el compás
A veces quise, en este siglo activo,
Pensar, luchar, vivir con lo que vivo,
Ser en el mundo algún tornillo más.

Pero, atada al ensueño seductor
De mi instinto, volví al oscuro pozo,
Pues, como algún insecto perezoso
Y voraz, yo nací para el amor.

Inútil soy, pesada, torpe, lenta,
Mi cuerpo, al sol, tendido, se alimenta
Y sólo vivo bien en el verano,
Cuando la selva huele y la enroscada
Serpiente duerme en tierra calcinada;
Y la fruta se baja hasta mi mano.


Mundo de siete pozos (1934)


"Y LA CABEZA COMENZÓ A ARDER"


Sobre la pared
negra
se abría
un cuadrado
que daba
al más allá.

Y rodó la luna
hasta la ventana;
se paró
y me dijo:
De aquí no me muevo;
te miro.

No quiero crecer
ni adelgazarme.
Soy la flor
infinita
que se abre
en el agujero
de tu casa.

No quiero ya
rodar
detrás de
las tierras
que no conoces,
mariposa,
libadora
de sombras.

Ni alzar fantasmas
sobre las cúpulas
lejanas
que me beben.
Me fijo.
Te miro”.

Y yo no contestaba.
Una cabeza
dormía bajo
mis manos.
Blanca
como tú,
luna.

Los pozos de sus ojos
fluían un agua
parda
estriada
de víboras luminosas.

Y de pronto
la cabeza
comenzó a arder
como las estrellas
en el crepúsculo.

Y mis manos
se tiñeron
de una substancia
fosforescente.

E incendio
con ella
las casas
de los hombres,
los bosques
de las bestias.


Mascarilla y trébol (1938)


"LA SIRENA"


Llévate el torbellino de las horas
y el cobalto del cielo y el ropaje
de mi árbol de septiembre y la mirada
del que me abría soles en el pecho.

Apágame las rosas de la cara
y espántame la risa de los labios
y mezquíname el mar entre los dientes,
vida; y el ramo de mis versos, niega.

Mas déjame la máquina de azules
que suelta sus poleas en la frente
y un pensamiento vivo entre las ruinas;

lo haré alentar como sirena en campo
de mutilados y las rotas nubes
por él se harán al cielo, vela en lo alto.


"UN LÁPIZ"


Por diez centavos lo compré en la esquina
y vendiómelo un ángel desgarbado;
cuando a sacarle punta lo ponía
lo vi como un cañón pequeño y fuerte.

Saltó la mina que estallaba ideas
y otra vez despuntuolo el ángel triste.
Salí con él y un rostro de alto bronce
lo arrió de mi memoria. Distraída

lo eché en el bolso entre pañuelos, cartas,
resecas flores, tubos colorantes,
billetes, papeletas y turrones.

Iba hacia no sé dónde y con violencia
me alzó cualquier vehículo, y golpeando
iba mi bolso con su bomba adentro.


"VOY A DORMIR"


Dientes de flores, cofia de rocío,
manos de hierbas, tú, nodriza fina,
tenme prestas las sábanas terrosas
y el edredón de musgos encardados.

Voy a dormir, nodriza mía, acuéstame.
Ponme una lámpara a la cabecera;
una constelación; la que te guste;
todas son buenas; bájala un poquito,

Déjame sola: oyes romper los brotes…
te acuna un pie celeste desde arriba
y un pájaro te traza unos compases

para que olvides… Gracias. Ah, un encargo/
si él llama nuevamente por teléfono
le dices que no insista, que he salido…

(La información y selección de poemas de Alfonsina Storni son cortesía de Yanina Camarasa, docente, tallerista, escritora y poeta platense.)


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